El poder de tu mente
Nadie mejor que nosotros mismos para saber controlar nuestro cuerpo, pero vamos tan despistados, a veces, que no nos damos cuenta.
Hace unos días leía un artículo sobre la terapia cognitivo-conductual es uno de los enfoques terapéuticos de más popularidad en la actualidad entre los profesionales de la psicología, producto de una abundante investigación teórica y aplicada, así como de la incursión en problemas relevantes de los seres humanos contemporáneos. Su origen tiene como base la terapia conductual de los años sesenta y su conjunción con la terapia cognitiva en los años setenta. La interacción del comportamiento de la persona implica las influencias bidireccionales de los pensamientos, emociones, las características biológicas y las acciones propias. Los seres humanos tienen capacidades y una de ellas es la capacidad autorregulatoria. De ella surge el modelo de la autoeficacia, la cual se define como una capacidad generativa a través de la cual se organizan una serie de habilidades cognitivas, sociales y conductuales para alcanzar ciertas acciones, dependiendo el logro, tanto de poseer ciertas habilidades, como de la creencia de que se ejecutarán correctamente.
Esto lo podemos aplicar al deporte, entre otras facetas de nuestra vida, para mejorar nuestro rendimiento con un buen entrenamiento y pensamientos positivos que nos llevan al logro del reto que nos hemos propuesto.
Una maratón por ejemplo:
La terapia cognitivo-conductual tiene en cuenta cinco componentes:
1. La situación.
2. La emoción.
3. El comportamiento.
4. La sensación física.
5. El pensamiento.
La situación en sí misma, no varía. Sin embargo, los otros componentes sí que pueden variar la forma de ver la situación, ya que cada uno de estos otros componentes
pueden afectar a los demás. Los pensamientos que se tengan sobre una situación concreta, pueden afectar a cómo se siente física y emocionalmente una persona, y
de esta forma, su comportamiento cambie.
Por ejemplo si alguien se enfrenta a una
maratón, ¿cómo se aplicaría la TCC?
Situación: Realizar un maratón.
A partir de aquí y para simplificar, como mínimo se pueden dar elementos favorables o perniciosos en los cuatro componentes restantes, si bien es cierto que
las opciones pueden ser múltiples y no binarias como en este caso.
Pensamientos:
Favorable: “Puedo hacerlo, estoy preparado para superar esta prueba”
Pernicioso: “No creo que lo consiga porque estoy en un mal momento”
Sentimientos:
Favorable: Alegría, entusiasmo Pernicioso: Tristeza y rechazo
Reacciones físicas:
Favorable: cosquilleo en el estómago, sensación de bienestar
Pernicioso: Retortijones de estómago, poca energía, náuseas
Comportamientos:
Favorable: Competitivo, superación
Pernicioso: Evitación, retirada
Se produce por tanto, un feedback continuo entre las respuestas de emoción, de pensamiento, fi siológicas y de comportamiento. O lo que es lo mismo, un círculo continuo
entre las respuestas favorables entre sí, por un lado; y las respuestas perniciosas, por otro. Produciéndose una espiral de escalada en un sentido (favorable) u otro (pernicioso).
Si se piensa en cosas poco realistas y desagradables como por ejemplo: “no soy capaz de correr un maratón” tenemos más probabilidades de llegar a conclusiones y
de interpretar las cosas de manera extrema y negativa. Mientras que si por el contrario se piensa en cosas realistas y agradables como: “estoy capacitado, he entrenado
duro y puedo conseguirlo”, la probabilidad aumenta en sentido extremo y positivo. En ambos casos, se cumplirá la autoprofecía.
En una maratón, el dolor, los pensamientos autodestructivos, las emociones no productivas y las ganas de “tirar la toalla” se van a producir aunque sea de forma esporádica.
La capacidad del cambio hacia un pensamiento constructivo, hará que el dolor se convierta en un amigo, que la emoción de sufrimiento de paso a la del disfrute, y por
ende, hacia un comportamiento de “acabar la maratón”. No podemos ni debemos de olvidar que el dolor es temporal, el sufrimiento depende de uno mismo… y el
orgullo es para siempre.
